PIEDRA NATURAL MACIZA, JOYA DE NUESTRO PASADO,… ¿Y DE NUESTRO FUTURO?
En momentos de emergencia climática, volver a edificar en piedra maciza emerge como una solución valiosa para mejorar la sostenibilidad del sector de la construcción y reducir su elevada huella de carbono. A pesar de ello, su uso en proyectos en España sigue siendo más bien limitado a día de hoy.
¿Está desaprovechando el sector de la piedra natural español una oportunidad única de poder reinventarse y recuperar su protagonismo?
A veces, las circunstancias dan un giro y nos brindan oportunidades inesperadas para resurgir. Este podría ser el caso de la piedra maciza, que, tras haber sido prácticamente olvidada durante más de un siglo, parece destinada a volver con fuerza en el mundo de la construcción, que hoy busca reducir su elevado impacto medioambiental.
La piedra natural, ecológica y sostenible por naturaleza, despliega todo su potencial sus virtudes medioambientales cuando se usa en su forma maciza. Como material estructural, es uno de los recursos de construcción más duraderos, termo-eficientes y sostenibles que haya.
En países como Francia, Inglaterra o Suiza, arquitectos y promotores ya no la utilizan solo como mero revestimiento, sino como un componente estructural clave para mejorar la eficiencia energética de sus edificios. Esto ha llevado a un aumento significativo de proyectos en piedra maciza en estos países, dando una nueva vida a un recurso casi olvidado, a pesar de su fabuloso pasado.
En contraste, en España la construcción en piedra maciza sigue siendo escasa, restringida principalmente a obras residenciales de mampostería. Esto puede parecer paradójico, considerando la rica historia y cultura del país vinculada a la piedra masiva, así como la abundancia de materiales ideales para este uso en particular.
Aun así, a pesar de una coyuntura más que favorable no parece haber señales que indique un cambio de tendencia a corto plazo. Esta es una mala noticia para el sector español de la piedra porque, de seguir así, corre el riesgo de desaprovechar una gran oportunidad en un momento crucial, en el que el modelo de negocio orientado al revestimiento está presionado y muestra señales de agotamiento.
Enfrentado a una serie de desafíos y adversidades que ponen en riesgo su viabilidad económica, el desarrollo del mercado interno de piedra maciza en España sería indudablemente una bocanada de aire fresco y una vía valiosa de diversificación de cara al futuro para cierta parte del el sector.
De momento, a los productores españoles no les queda más remedio que exportarla a otros países pero, teniendo en cuenta la incidencia del transporte sobre el precio y la huella de carbono, sería mucho más beneficioso intentar fomentar su uso y la realización de proyectos en piedra masiva a nivel nacional.
Pero para ello, se deben dar dos circunstancias. En primer lugar, que el sector esté dispuesto a hacer una labor conjunta de concienciación y divulgación que permita volver a poner la piedra maciza en el radar de los actores de la construcción, tal y como se hizo en los citados en los citados países hace unos años.
En segundo lugar, que el mundo de la arquitectura esté dispuesto a volver a apostar por ella en España y la adapte a los estándares de la arquitectura moderna, tal y como ya es el caso de arquitectos reconocidos como Rafael Moneo.
La simbiosis entre estos dos mundos, particularmente unidos a lo largo de la historia, es fundamental para poder generar una tendencia y volver a ponerla de moda, tal y como sucedió recientemente con el terrazo, que pudo resurgir tras décadas de olvido a raíz de un único proyecto.
Los argumentos que abogan a favor de la piedra maciza son, a todas luces, mucho más poderosos que los del terrazo y su adopción por parte de la construcción seguramente vaya a ser más longeva.
La lucha contra el cambio climático y la búsqueda de sostenibilidad son factores que hoy en día nadie puede ignorar.
En cuanto a la piedra, le ofrecen la posibilidad de regresar a su hábitat natural y destacar en un escenario que le es más propicio y favorable, donde sus virtudes medioambientales, características técnicas y durabilidad son inalcanzables para cualquier otro material. Sin hablar de su belleza.
Creo que cualquier productor de piedra caliza, arenisca o granito que mire hacia el futuro y visualice la proyección de su empresa para los próximos diez años entenderá que impulsar el uso de piedra maciza puede ser una de las decisiones más acertadas y decisivas que pueda tomar.
Porque la piedra, como decía una persona a la que tenía un enorme aprecio, siempre será la piedra.
Pues eso.